jueves, 28 de marzo de 2024

Más allá de la pornografía



NEWSLETTER 'EUROPA'

25/03/2024

@Lluis_Uria

El próximo 2 de julio la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, está citada a declarar como testigo en el tribunal de Sassari (Cerdeña) en el juicio abierto contra un hombre sardo por la difusión de un vídeo pornográfico manipulado en el que se había introducido el rostro de la dirigente italiana. Las imágenes falsas fueron difundidas en el 2020 a través de una web porno norteamericana y vistas por millones de personas en todo el mundo. Meloni reclama una indemnización de 100.000 euros y busca un castigo ejemplar para que contribuya a combatir este tipo de abusos contra las mujeres, que se están disparando con el desarrollo acelerado de la inteligencia artificial (IA).

Pero el falso vídeo porno de Meloni no constituye únicamente un caso de violencia sexual contra la mujer. Es también un atentado político. La primera ministra italiana podría haber sido involucrada falsamente en una conversación comprometida –por ejemplo- con el presidente ruso, Vladímir Putin, acerca de la guerra de Ucrania. O atribuirle declaraciones incriminatorias sobre cualquier asunto político. La IA es capaz de eso y de mucho más, como están alertando los expertos, que ven en la generación de grabaciones de voz e imagen un serio riesgo para la democracia, dada la facilidad y rapidez con que puede difundir campañas de desinformación. El Parlamento Europeo advirtió de todos estos peligros en un documento difundido en octubre pasado.

La propia IA está de acuerdo. En una conversación que mantuve en febrero con el bot conversacional ChatGPT, de OpenAI, el mismo generador de texto admitía estos peligros. Preguntado por el papel que podría tener la inteligencia artificial en la política (una pregunta simple, directa y abierta), ChatGPT empezaba por enumerar algunas funcionalidades positivas –como ayudar a analizar cantidades ingentes de datos, entre otras- pero él mismo advertía espontáneamente sobre las amenazas: “Es importante tener en cuenta que la IA también tiene el potencial de socavar la democracia si no se regula adecuadamente y se usa de manera ética”. “Por ejemplo –añadía-, la IA se puede utilizar para manipular la opinión pública, suprimir las voces disidentes y socavar la privacidad y las libertades civiles”. No hay más preguntas, señoría.

La Unión Europea se ha erigido en la potencia pionera en el mundo al regular el desarrollo de la IA, con el objetivo principal de salvaguardar los derechos de los ciudadanos. La norma fue aprobada por el Parlamento Europeo el pasado día 13 y se irá desplegando progresivamente en los dos próximos años. Las grandes empresas tecnológicas deberán someterse a estas nuevas exigencias, aunque está por ver cuáles de ellas podrán efectivamente cumplir. La obligación de que todo texto o imagen generados por inteligencia artificial puedan ser identificados como tales -con una especia de marca de agua- choca todavía con problemas técnicos. Como recordaba nuestro especialista Francesc Bracero en su Newsletter Artificial de esta semana, donde abordaba el uso masivo de la IA en la producción de artículos científicos, los sistemas existentes son por ahora poco efectivos e incluso OpeanAI ha abandonado un proyecto en este sentido.

La IA puede ser utilizada también como instrumento de guerra por parte de gobiernos y organizaciones paragubernamentales. Y, como tal, constituye una amenaza para la seguridad. Así lo ha establecido el Departamento de Seguridad Nacional español, un organismo dependiente de la Moncloa en cuyo último informe anual sitúa la desinformación como el mayor riesgo para la seguridad nacional –sobre todo, ante el encadenamiento electoral de este año-, por encima incluso del terrorismo. El informe señala a Rusia, a quien responsabiliza de campañas de desinformación alrededor del compromiso de España con Ucrania o el tema de la inmigración.

Otros países muy activos en este terreno son China y Corea del Norte, con verdaderos ejércitos de hackers, cuyo objetivo fundamental es el espionaje y –en el caso de Pyonyang- incluso la estafa y la extorsión para financiarse sorteando las sanciones internacionales (entre otras hazañas criminales, en 2016 los norcoreanos robaron 878 millones de euros al mismísimo Banco Central de Bangladesh)

Rusia, cuya implicación en maniobras de desinformación en las elecciones del 2020 que dieron la victoria a Donald Trump en Estados Unidos está más que probada, juega también desde hace tiempo a fomentar las disensiones internas en Europa, favoreciendo a los grupos de extrema derecha. Y ante la proximidad de las elecciones europeas del próximo mes de junio los bulos y las fake news a través de las redes sociales se han disparado. En Francia, el servicio Viginum, dependiente del Secretariado General de la Defensa y la Seguridad Nacional (SGDSN) y con la misión de detectar las ingerencias exteriores en materia digital, ha identificado una red estructurada de cerca de 200 sitios web –bautizada como Portal Kombat- que difunde propaganda prorrusa.

El digital constituye uno de los frentes de la actual guerra fría entre Occidente y Rusia, cada vez más caliente. La agitación prebélica ha seguido dominando esta semana los espíritus de los dirigentes europeos. La primera ministra de Estonia, Kaja Kallas, insistía en la necesidad de reforzar la defensa de Europa frente a Moscú para evitar la guerra en una entrevista en nuestra páginas, mientras una tribuna conjunta de Josep Borrell y Thierry Breton instaba a potenciar la industria europea de defensa. En el Consejo Europeo del viernes, los 27 acordaron acelerar la entrega de ayuda a Ucrania y abrieron la discusión sobre el modo de financiar el rearme. Las espadas siguen en alto.

 

Ampliación de la UE. La cumbre de Bruselas decidió también abrir formalmente negociaciones de adhesión con Bosnia-Herzegovina, país candidato al ingreso en la UE pero cuya situación política lo coloca todavía lejos de la incorporación. La Unión está embarcada en un complejo y largo camino para ampliarse hacia los Balcanes y el espacio exsoviético, un enorme reto que analiza nuestro monográfico Vanguardia Dossier en su número de abril-junio. 

Gobierno en minoría. El conservador José Montenegro fue designado el jueves nuevo primer ministro de Portugal por el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa. Con solo 80 diputados de 230, el nuevo Gobierno está en minoría, pero por ahora y gracias a la abstención socialista puede esquivar pactar con los ultraderechistas de Chega. El escritor Gabriel Magalhães ve detrás del espectacular ascenso de este partido el riesgo de que la extrema derecha se acabe adueñando de Portugal.

Pasión celta. El bofetón recibido en los referéndums convocados para revisar el concepto de familia y el papel tradicional adjudicado a la mujer en la Constitución, unido a sus bajas expectativas electorales, ha llevado esta semana al primer ministro de Irlanda, Leo Varadkar, del Fine Gael (centroderecha), a presentar sorpresivamente la dimisión. Todas las encuestas registran un ascenso del apoyo al Sinn Fein, antiguo brazo político del IRA, que es ya el principal partido en el Ulster.

 

 

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